lunes, 30 de septiembre de 2013

QUERER Y AMAR NO ES LO MISMO






Querer y amar son cosas distintas pero a la vez ¡qué difícil nos resulta distinguirlas!!

 

Según la RAE, “Querer” es desear, apetecer y “Amar” un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro.

 

Está claro que no se puede amar sin querer, pero sí se puede querer sin amar.

 

Cada día que pasa sin hablar con mi novio, soy más consciente de que esta relación “no es de amor”.

 

Con amor él buscaría mi encuentro, sin embargo soy yo quien a lo largo de la semana pasada lo he hecho. Sé que no está pasando por un buen momento personal (operación de su padre, abandono de estudios de su hija, etc.) y puede que su frustración la esté pagando conmigo, pero también puede ser que simplemente no me ame, que “me quiera”, en el sentido literal, que a veces le apetezca estar conmigo, pero no “necesita” mi encuentro ni la unión conmigo.

 

Cuando estamos bien ¡estamos muy bien!, pero son más los días que no nos hablamos, son más en número, los días que estamos enfadados, por ejemplo en estos 3 meses que hace que vinimos de vacaciones.

 

Lo triste es que estamos reñido sin haber discutido por algo  concreto … y, lo peor, es que, según vayan pasando los días sin hablar … a mí misma me entra el desinterés por tratar de entendernos … y pienso más, en que nuestra relación ya no es posible.

domingo, 22 de septiembre de 2013

LA DISCRIMINACIÓN DE LOS DESPROTEGIDOS



Me casé con una persona “de izquierdas”, al menos así se consideraba él: alguien para quien son prioritarios los derechos civiles frente a los individuales. Sin embargo, a la hora de establecer la cuantía o “pensión de alimentos” para su hija, firmó una cantidad que no cubría ni lo que, por aquel entonces, costaba el colegio.

Habiendo estudiado Políticas y Sociología, he ido observando cómo, el padre de mi hija, lejos de defender y velar por el bienestar de su hija (como parte de las ideas políticas de izquierda), llegó a decirme, en su día, que “encendiera velas” si no podía pagar la luz, pero que la niña no se cambiaba de colegio “sólo” porque yo no podía asumir el gasto.

Tengo que aclarar que “intentando” que nuestras diferencias económicas a la hora del divorcio, no fueran desiguales, accedí a vender la casa familiar (que ya estaba pagada) y cada uno compramos nuestra propia casa. Ni qué decir tiene que él ganaba mucho más que yo y que jamás la ha necesitado para vivir. De hecho, nunca ha vivido en ella.

Ahora, salgo con una persona que es “sindicalista”, o sea, que pertenece y ejerce, como parte integrante que es, de un sindicato. No importa cuál, ya que, con unas siglas u otras, la razón de los sindicatos es la defensa y promoción de los intereses profesionales, económicos o sociales de todos sus miembros. Al menos en teoría.

Si entendemos “la pareja” como un Sindicato, (en nuestro caso el Sindicato X), parece que tendría que resultarle fácil a él “defender y promocionar a los miembros de este sindicato” (es decir él y yo, en conjunto).

Defender y promocionar el interés de una pareja, es lo mismo que proteger y conseguir un beneficio para ella. Es tan obvio que resulta una perogrullada.

Sea como fuere, hace mucho que creo que no prosperan las parejas que, no sólo no se ofrecen atención mutua, sino que no buscan “proteger y promocionar sus propios intereses” (es decir, los de la pareja).

Tanto este sindicalista, como aquel izquierdista, deberían hacer de sus ideas políticas su filosofía de vida, pero …. en ambos casos, cada uno “vela” por su propio interés (que no digo que esté mal), pero sí, si es a costa de los demás.

Hoy, una parte de este Sindicato X, ha obrado de forma “individual”, como “persona única que es” y ejerciendo su total libertad, se ha marchado a pasar el día en moto sin informar y, mucho menos, tener en cuenta, la opinión de la otra parte (lo que sería el resto de la colectividad).

Vendría a ser lo que defienden los liberales o centroderechistas, ¿verdad?, ya que un socialdemócrata, hubiera sido más solidario,  adhiriéndose a lo que “ambos” hubieran convenido hacer, que redundaría siempre, en el beneficio de la pareja (o miembros del Sindicato X).

Ni qué decir tiene que soy yo, nuevamente, la parte “no atendida”, la parte “no escuchada” … y vuelvo a sentir “que no tengo derechos”, porque abusaron ya de mí, siendo niña, pero, ni siquiera de adulta, puedo sentir que se me tiene en cuenta.


Me pregunto si alguna vez, encontraré alguien cuya moral, sea idéntica a su ideología y quiera escuchar “la voz” que me silenciaron desde niña y que ahora, ya adulta, sólo pediría consideración, respeto y cuidado.

martes, 3 de septiembre de 2013

¡¡NO TE ALARMES!!





Eso me escribió mi chico ayer, después de estar una semana sin comunicarnos.


“no te alarmes”, “no te asustes”, “no te inquietes”


Todo viene a ser lo mismo, pero ¿puede tranquilizarme que no nos hablemos en una semana?. 


No. 


No tiene sentido. 


No me preocupa cuántas veces me escribo con un@ amig@, pero ¿con mi pareja?.


Creo que no sabe qué le pasa. Para mí que es “la crisis de los 50 que acaba de cumplir y sin darse cuenta que es personal, lo extiende a la pareja, tal vez al coincidir con mi recaída en la fobia social y la depresión.


No salgo de casa. No sé qué hará él, ni él sabe qué hago yo.


Yo siento que él no tiene interés en mí. Sabe que estoy pasando una crisis en mi Trastorno. Si no obtengo una respuesta positiva de él (como ha ocurrido en toda la semana pasada), yo respondo retirándome, retrocediendo … y nos vamos separando, nos vamos distanciando, nos vamos enfriando, nos desenamoramos.


No quiero olvidarme de sus cualidades, de lo que para mí le distingue de cualquier otro. Es tranquilo y me transmite mucha paz. Es tolerante con mis “pajarracas” y sabe desenmarañarme, cuando me enredo en obsesiones o pensamientos negativos. Es atractivo, me gusta físicamente y tenemos unos valores parecidos.


Creo que no hay más crisis entre nosotros que la de no saber comunicarnos, pero, curiosamente, sólo a través de ella resolveremos esta situación.